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Israel Romero: “Un proyecto de arquitectura es bueno cuando es pertinente”

Con motivo del Concurso Nacional de Crítica Arquitectónica, el arquitecto creador de “Revista La Chimenea” nos comparte sus opiniones sobre la arquitectura y los arquitectos peruanos de hoy.

Publicado: 2017-10-03

Horas antes de publicarse esta entrevista pude toparme con una llamativa noticia: hay cuatro finalistas para representar a Perú en próxima Bienal de Arquitectura de Venecia, la cual tendrá como tema eje la calidad de los espacios públicos. ¿Y en qué consisten las propuestas? Pues en resumen giran notoriamente en torno a Lima, el papel de sus huacas y sus rejas en la ciudad. Si bien estos temas pueden dar mucho para conversar dentro de las facultades de arquitectura más populares y ofrecer mucho material para la muestra, probablemente más de un estudiante o profesional fuera de la capital se preguntará: ¿Otra vez Lima con temas de los que nos vienen hablando desde hace una década por lo menos? Claro, si uno trata de ser empático podría argumentar que son temas que dominarán mejor que otros, pero luego de que el Fenómeno del Niño arrasara con el norte quizás hubiesen esperado algún trabajo serio sobre los problemas urbanos en esa parte del país, esto teniendo en cuenta que en su momento fue (sin ánimos de ofender) un tema “de moda” entre muchos arquitectos y que la muestra anterior tuvo como bastión al Plan Selva, dando a entender que existía una mayor visión a nivel nacional. 

Si bien esta entrevista tuvo como motivo inicial hablar en torno al Concurso Nacional de Crítica Arquitectónica que organizó junto con Cristina Dreifuss, el hablar con Israel Romero te hace recordar no sólo que en Perú hay problemas de educación en cuanto a teoría de la arquitectura, sino también que Perú no es solamente Lima ni sus arquitectos. Como chimbotano, docente en tres universidades y creador de “Revista La Chimenea”, su (poco alentadora) visión del futuro de nuestra arquitectura es la que conoceremos a continuación.

Su última publicación, cuya primera edición ya se agotó. (Fuente: Revista La Chimenea)


De todos los campos profesionales en los que está directamente involucrados la arquitectura y el urbanismo en nuestro país, ¿en cuál crees que urge el papel de la crítica?
Creo que en ambos. Si hablamos de gustos, a mí me interesa más la arquitectura; ahora, si hablamos de qué cosa es urgente, el tema de la ciudad por el mismo hecho de involucrar a una sociedad y a grupos diversos que necesitan convivir, el tema del urbanismo (y la ciudad) parece ser más importante. Pero curiosamente es adonde se está orientando más lo poco de crítica que hay, porque de edificios casi nadie escribe. Hay espacios que hablan de la ciudad, a veces espacios más oficiales o mejor formados, y otros de repente por medio de simples opiniones en redes sociales. Creo que hay más atención en el tema de la ciudad que en el de la arquitectura.
Ya que hablamos de ciudades, a la hora de ver la situación de las peruanas, ¿crees que debería haber mayor atención en qué tan desarrolladas están o en su “identidad” a la hora de diseñarlas?
Bueno, José García Bryce decía que en vez de hacer arquitectura con identidad (en este caso ciudad con identidad) es mejor hacer buena arquitectura… o en este caso hacer bien la ciudad. La identidad se va formando, creo que el tratar de forzar una identidad, ya sea en la arquitectura o en la ciudad, es algo a veces muy artificial… falso. Además, cada ciudad demuestra lo que es su gente: Lima, por ejemplo, como una ciudad caótica, estresante y pesada, demuestra cómo es la gente y cómo vive; su arquitectura, su tráfico, sus calles, sus edificios, todo demuestra ello. Entonces ahí se va formando una identidad que no podemos forzar, y creo que lo mismo pasa en cualquier otra ciudad: la identidad no se fuerza, es algo que nace o que brota con cada uno, y eso se va a ir dando en el tiempo; de hecho ya se está dando.
En una entrevista justamente decías que a nivel nacional no se podía hablar de una identidad peruana porque cada ciudad tenía distintas realidades. De lo que has podido conocer del país fuera de Lima, ¿hay alguna que creas que haya consolidado lo que es su ciudadanía en sus edificaciones?
Me vienen a la mente ciudades en las que uno se pregunta: ¿cuál es su identidad? Y automáticamente uno intenta buscar una tipología arquitectónica o una forma de diseñarlas; pero es lo mismo que pasa con el ejemplo de Lima: se va formando la identidad a partir de la vida cotidiana. Creo que sí hay ciudades con cierta arquitectura más o menos marcada, como por ejemplo Ilo y su malecón, donde Edgardo Ramírez (el arquitecto que lo hizo) concentra bien esa idea de lo propio y con naturalidad. Trujillo, por ejemplo, para mí, es una especie de pequeña Lima en el norte. Existe cierta dependencia; esa adecuación o dependencia de la capital le genera su propia forma de ser. En ese sentido, y bajo dicha influencia, su arquitectura tiene bastantes particularidades que reflejan algo propio. Así hay otras ciudades, como Iquitos, donde sus calles como su malecón, tienen un espíritu muy propio del lugar. Eso es lo que creo enriquece al Perú: si habláramos de arquitectura peruana tendríamos que hablar de todo eso o simplemente no mencionar nada, porque es tan grande el abanico de realidades y de posibilidades que es imposible abarcarlas en una sola forma de pensar o de hacer, como a veces se intenta forzar.
¿Y qué tan conscientes de estas diversas realidades son para ti nuestros profesionales de Lima a la hora de trabajar en proyectos fuera de la capital?

Creo que no existe mucha conciencia de ello en los proyectistas porque generalmente la ciudad que hacen es solo un producto que a veces nace del aspecto comercial o simplemente del cumplir con lo que está exigiendo el cliente o la coyuntura y no se intenta pensar en algo que trascienda en ese aspecto; pero insisto en que incluso en esa fragmentación forman algo de memoria colectiva. Se piensa en el momento, en el cliente, en el sitio específico… y no creo que eso esté del todo mal; a veces pensar en algo más, para algunos, es un trabajo mucho más difícil.

"Our Amazon Frontline" de Perú: Mención Especial en la Bienal de Venecia 2016 (FUENTE: ArchDaily)

Al decir eso se me viene a la mente una columna que escribiste sobre el pabellón del Plan Selva que tuvieron a cargo Jean Pierre Crousse y Sandra Barclay para la Bienal de Venecia, con el cual fuiste muy duro al comentar que su mención honrosa se debió principalmente a que lograron satisfacer a un público objetivo y no tanto porque hayan logrado plasmar los alcances del proyecto. ¿Sientes que estos casos se han repetido y se van a repetir en bienales o concursos similares?
Bueno, lo que dije esa vez, y que reitero, es que para mí esa aparición mágica de un interés por lo lejano a las playas y la capital es un oportunismo, algo también forzado. Claro, después de todo el discurso, las imágenes conmovedoras y los textos pareciera que todo está pensado de manera legítima y verdaderamente comprometida, pero yo no lo veo así: creo que es algo del momento, y era lo que exigía la Bienal; era lo que de alguna manera estaba en boga (en este caso Plan Selva) y era lo que tenía que aprovecharse. Eso es hasta cierto punto normal, siempre ha sucedido. Lo que a mí me incomodaba y lo que me hacía hablar era que se intente dar una imagen ficticia en la que hay poca sinceridad. Obviamente tampoco se va a aceptar dicho oportunismo porque no es políticamente correcto hacerlo; pero eso fue lo que pasó. Y vas a ver: se va a volver a repetir en otras bienales con el tema que esté de moda más adelante, ha pasado en otros momentos de la historia. Siempre ha sido así. El arquitecto peruano, limeño, de “casas de playa”, de revistas, nunca ha visto más allá de su burbuja, y no puede porque no pertenece a lugares externos, y entonces encuentra una novedad como Plan Selva y le parece curioso y aprovechable. Ahora ves a Jean Pierre Crousse hablando del paisaje que está más allá de sus playas, y es francamente cómico.
¿Crees que para que las próximas presentaciones peruanas sean más legítimas debería haber mayor presencia de los arquitectos fuera de la capital?
No, no creo que pase tanto por eso. Existe una tradición que es propia de todos los espacios culturales, que es el centralismo, eso es algo bastante arraigado en el Perú. O sea, si revisas la historia de la arquitectura peruana, verás que todo se termina centrando en la ciudad de Lima. En los libros de Velarde o de García Bryce, por ejemplo, se terminan agregando pequeños detalles de fuera de Lima como para más o menos condensar una historia más real y hacerla más peruana de lo que es. La arquitectura peruana es básicamente limeña, y quienes la hacen, que son limeños, intentan meterle detalles “provincianos” para que parezca más peruana. Esa supuesta inclusión de otros arquitectos de fuera de Lima es también un absurdo. Me hace recordar el caso de Yucún en la Bienal del 2012 cuando todos eran amigos y limeños y aparecía luego Chalo Palomino, medio incluido, ya que era de Lambayeque, el lugar donde estaban trabajando. Así es siempre. Es como con el Pabellón de Perú en Sevilla, cuando en toda la fachada colonial se le agregaron detalles de Tiahuanaco, Chavín o Chimú para que se vea más peruana; como stickers. No tiene sentido. Lima, cuando quiere ser peruana, termina cogiendo migajas de otros lados para ser eso: más “peruana”. Es una tontería.
En lo personal, ¿qué es lo que consideras como el principal factor para que un proyecto sea mejor que otro?
Creo que un proyecto de arquitectura es bueno cuando es pertinente, cuando sabe en qué lugar y en qué tiempo está; es decir: cuando respeta su tiempo, su espacio y su contexto, y ello más allá de estilos o de discursos que ahora parecen convincentes pero que son justificaciones rebuscadas e innecesarias. Creo que un buen proyecto de arquitectura es uno que tú habitas y de alguna manera te sientes bien en él, sabes que no te molesta ni verlo ni vivirlo. Creo que la pertinencia es lo que define qué cosa es buena y qué no.
Para terminar: Si bien has dicho que hay ciertos aspectos que no van a cambiar, ¿crees que en nuestros futuros profesionales se haga más notoria esa pertinencia a la hora de hacer arquitectura?

Probablemente. Lo que creo que los futuros profesionales no deberían hacer es creer en todo; pero por lo que he visto, los estudiantes todavía tienen cierta condescendencia con ciertos modelos que ya han demostrado que no representan ningún tipo de mejora. Creo que una buena obra de arquitectura no necesita discurso ni justificación, pero en muchos casos se forma al estudiante con esa búsqueda: de que cualquier acto, no solo el proyectual, tenga una especie de justificación, de adorno, de indumentaria… y es innecesario. Entonces, regresando a la pregunta… creo que ese cambio no va a nacer de lo oficial: el cambio va a nacer desde afuera. ¿Y qué es lo oficial? Por ejemplo: cuando hablamos de lo que ciertos espacios (sean universitarios o medios de comunicación) te dictan como lo que debería ser, como por ejemplo, “los referentes de Arkinka”; algo que ya se ha visto un montón de veces y que en resumen es un evento comercial para obtener cierto rédito económico, pero en el que los estudiantes en muchos casos van como si en verdad fuesen a obtener algo que no puedan encontrar en cualquier revista de moda. ¿Ya que te pueden decir a estas alturas de la vida? Ya uno sabe qué van a decir. Pero ahí ves que muchos estudiantes se dejan enamorar fácilmente; y eso es por un tema de formación, porque si hubiese más teoría e historia el estudiante podría cuestionar eso. Pero no va a haber teoría si tampoco hay una costumbre por leer, y entonces te vas dando cuenta que el problema se va saliendo de nuestras manos y terminamos con profesores que tampoco han tenido esa costumbre de entender o cuestionar la historia y las teorías sino que se han dedicado al pragmatismo proyectual, lo cual no está mal, pero para enseñar creo que hay que tener algo más en la cabeza. Desde ese punto de vista creo que no se avizora un cambio en el corto o en el mediano plazo. Aunque quien sabe, siempre va a haber alguien por ahí que cuestione eso y que señale que algo está mal.

Fuente: Israel Romero Alamo


Escrito por

Juan Carlos Gonzales

Arquitecto con aires de periodista y sueños de músico. @JuankGonzales


Publicado en

Maquetas Aparte

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