Con motivo de celebrar a lo grande su aniversario institucional, la Universidad Ricardo Palma decidió, entre otras actividades, traer a un "starchitect" internacional para que brinde una conferencia exclusiva a su comunidad y para que reciba el título de "Doctor Honoris Causa" por parte de la misma. El elegido fue Santiago Calatrava, y su presencia en nuestro país el día de ayer generó entre muchos colegas una serie de elogios, paraferenalias, esfuerzos por un selfie o siquiera un apretón de manos del invitado de honor. Y eso señores... me hace sentir apenado.

¿Cómo es posible que alguien que tiene problemas técnicos y legales en al menos ocho de sus proyectos pueda ser tratado con tanto aplauso por parte de una universidad que se jacta de tener la mejor facultad de arquitectura del Perú? Hace unos diez años eso me hubiese parecido perdonable, pero ahora no: actualmente en nuestro país ya debería saberse de la cobertura descascarada de la Cuidad de las Artes y las Ciencias, de los sobrecostos de un multifamiliar que debía ser de carácter social en Suecia, de los obreros heridos por un desprendimiento en el Palacio de Oviedo, de sus puentes ostentosos e intransitables bajo la lluvia, o de su desinterés por los accesos a las personas con discapacidad (esto último lo llevó al extremo al pedir una indemnización a las autoridades de Bilbao por "alterar" el diseño de su puente Zubi-Zuri al agregarle una rampa para minusválidos).

Por otro lado, toda esta algarabía que generó el valenciano saca a relucir algo preocupante: que al parecer todo el discurso de planificación y fiscalización que tanto ha circulado por parte de arquitectos y urbanistas en torno a ciudades destruidas, puentes desplomados y obras ilegales o no se graba en la gente o no es consecuente. Es decir, si mis colegas se animan a mostrar su rechazo hacia un alcalde con obras sobrevaloradas, mal diseñadas y que encima se caen, ¡¿qué hacen babeando por un personaje con obras sobrevaloradas, mal diseñadas y que encima se caen?! Si alguien por ahí se justifica diciendo: "Es que sus proyectos son bonitos" pues yo le diría que lo más honesto sería que responda: "Sí, roba, pero hace obras bonitas".

Y para ir cerrando esto: ¿Les molesta lo que he escrito? Yo les digo que como arquitecto, como limeño, como ex alumno de esa universidad y como familiar cercano de una persona con discapacidad no solo estoy molesto, también preocupado y avergonzado. Me preocupa que en este país haya gente dispuesta a trabajar con él y con sus riesgos, y me avergüenza ver una oda a la mediocridad en la que un rector atornillado más de cinco periodos en su cargo (el mismo que ahora alardea de su acreditación de la SUNEDU pero que hace meses luchaba para boicotearla) recibe aplausos por darle el máximo honor de su institución a una persona que a nivel profesional ha hecho méritos más que suficientes para, al menos en estos tiempos, no recibir más que rechazo a nivel mundial. Así que si van a armarle una alfombra a su paso allá ustedes, por mi parte yo preferiría que la armen en sus puentes para que no patine la gente (ni ustedes).