GD: Bueno, desde ese entonces hasta la actualidad tenemos los mismos problemas: la falta de planificación, el tráfico, la seguridad, etc.; pero en lo que sí siento un cambio es que ahora hay una postura más crítica en las redes sociales, sobretodo de alumnos de arquitectura por quienes por ejemplo ahora existe la UDEAL. Esa contundencia no se ve en otras carreras, y eso no sucedía antes: antes había un consenso con los “starchitects” y su arquitectura de las formas, y ahora hay un cambio no solo por la UDEAL sino por la aparición de distintas agrupaciones y plataformas como la tuya, como "Limatopías", como "Despierta Lima", "Peruanos de a Pie", "Lugares Comunes"… y empiezan a generar una corriente en pro de la ciudad. Por parte del ciudadano también siento un cambio y por parte del Gobierno todavía es algo pendiente, pero de alguna manera este cambio que está saliendo de abajo va a generar que la parte de arriba empiece a cambiar. 

FR: Y es que el discurso de ciudad ya ha trascendido el campo académico y ahora se ve que el tema está siendo tocado por los ciudadanos, los principales actores de la ciudad de Lima. Y hablo de Lima porque todavía no hemos tocado temas de otras ciudades del Perú, pero sí se ha visto que en otras ya se han empezado a gestar estas mismas identidades ciudadanas, como por ejemplo Arequipa que hace poco ha actualizado la suya con la UDEAA. Hay una serie de eventos incluso colocados por la misma naturaleza que ha hecho que la misma gente tome conciencia sobre la importancia del papel de la planificación y de ser ciudadanos, en donde las redes sociales ya cumplen un papel fundamental y en las cuales queremos formar parte de este movimiento que se está gestando.

GD: Por parte del público uno puede ver que la gente se está dando cuenta que Lima no está planificada y que no se pueden hacer las cosas sin plan. Una de las ideas que han salido es reducir el tráfico inducido, ese que se genera por el incentivo de la compra del auto: al hacer más by passes y agrandar las pistas se fuerza a que la gente compre autos porque siente que así tendrá más facilidades cuando la cosa es al revés. Yo siento que de los comentarios que ha habido en la página hay un ambiente donde se critica eso; incluso compartimos “Historias de la CSM”, que consistía en unos memes sobre para qué compro un auto si al final voy a acabar atrapado en el tráfico, los cuales muchas personas han compartido. 

FR: En ese sentido la idea de tener la página en redes sociales apoya bastante al debate abierto. Hemos visto muchas reacciones y aportes, y creo que de eso también se trata la utopía. De alguna manera en la carrera de arquitectura nos manejamos en base a utopías, y es algo que a nivel general no se ve muy seriamente pero que es un motor para todos lo que pensamos en ciudad. Justamente me acordé de una frase de Galeano que habla de: ¿por qué pensar a nivel utópico si siempre que damos un paso hacia la utopía ésta da dos pasos más y se aleja de nosotros? Bueno, porque a fin y al cabo la utopía es eso que nos hace dar el primer paso. Esa es la importancia de nosotros de pensar en cosas que para algunos podrían parecer locas, pues el hecho de tener ese ideal nos hace dar los primeros pasos para que poco a poco la ciudad vaya cambiando. Un ejemplo sería cuando tocamos el tema de las súper-manzanas: algo que a primera vista uno podría decir que es imposible, pero cuando cambias ese chip y comienzas a decir que esta idea es buena tienes un motivo para ir trabajando en ello.

FR: Yo creo que es el de la falta de planificación, pues estamos completamente a la deriva y si no es por inacción es por desidia. Si a los ciudadanos no les importa qué va a pasar con el futuro de su ciudad porque no sienten que les afecte directamente las autoridades se aprovechan de esa situación para sus propios intereses. De ahí sale el hecho de que a Lima le hace falta una utopía, un ideal que alcanzar y al cual caminar. 

GD: Yo siento que el problema urbanístico parte mucho de un problema cultural. Creo que la cultura de alguna manera direcciona y da las pautas para el campo del urbanismo. O sea tú con la cultura tienes que pensar a largo plazo, en igualdad, en el bien común y no en algo privado. La falta de estos aspectos culturales se materializan en un problema: en la falta de planificación, e incluso el pensar para uno y no para el bien común se materializa en casos de corrupción y en los proyectos pantalla pensados solo para figurar y dejarlos a medias; por eso es que en "Limatopías" también hablamos de temas como la desigualdad, el machismo, la corrupción y la política. Todo eso sirve bastante para hablar de ciudad, por más que algunos digan: “¿qué tiene que ver la política con la arquitectura y el urbanismo?”, pues tiene bastante que ver porque de alguna manera los dirige y el arquitecto de ahora tiene que ser un actor de cambio que genera una mejor ciudad y una mejor sociedad.

GD: Mira, yo creo que con lo que estamos viviendo ahorita con las redes sociales todos los actores que están surgiendo van a empezar a tener más fuerza con los años y va a haber más participación de la gente, ya sea el ciudadano de a pie o el internauta. Va a haber más retroalimentación, las tomas de decisiones ya no van a ser tan aisladas sino que se darán con lo que dice la gente a través de foros u otros puntos de encuentro en la web. Yo creo que las cosas caen por su propio peso: el próximo alcalde que venga, sea quien sea, debe retomar temas como el planeamiento y el espacio público. 

FR: Y el hecho de que estén en boca de todos las palabras ciudad y planificación es un buen inicio al menos para, si es que por ahora no se toma acción, que la gente misma tome la iniciativa y vaya averiguando de qué se trata hablar de planificación o de ciudad; eso es muy importante y creo que puede dar resultados de acá al 2035. Lima no va a cambiar por sí misma o por sus alcaldes sino por el cambio de conciencia de la gente que se está dando poco a poco, y queremos que ese pensamiento del más vivo y del “no me importa ganar así pierdan todos” vaya desapareciendo.

GD: Yo creo que hay una retroalimentación entre ambas. En las redes las personas comienzan a informarse y a opinar, pero al final es la calle la ocupada. No creo que debería pensarse cuál es más que cuál, sino cómo se integran.  

FR: Y son un medio para vivir mejor en la ciudad. Justamente lo que buscamos nosotros es tener una plataforma de difusión de ideas para mejorar la ciudad, y que esa discusión permita que esas ideas se lleguen a concretar.

GD: Tanto las calles como las redes tienen sus propios problemas. En las calles están los que uno ya conoce como la inseguridad o el que no puedas usar los parques, pero en las redes sociales está por ejemplo el problema de la post verdad, que es cuando la verdad se va creando por argumentos falaces de la gente, y eso es lo que vivimos ahorita en política: hay muchos fujimoristas que dicen que Fujimori fue el mejor presidente y lo repiten tanto y tanto que hay gente que empieza a creérselo y se convierte en una verdad para ellos; ese es un problema de las redes sociales que hay que combatirlo con sustento académico, y por eso procuramos que todo lo que compartamos haya sido aprobado por gente de la academia y que tenga referencias internacionales que lo sustenten.

FR: La idea también es transmitir iniciativas que nacieron tanto de las ideas de Gonzalo como de algunos comentarios de la página. Por ejemplo, en el caso de él tenemos el tema de los "Arbolibros", una iniciativa que cualquier persona puede iniciarla. El trasladar las ideas a la realidad genera toda una experiencia que enriquece mucho a la persona que lo hace y al espacio público donde se aplica, y esa experimentación es lo que nosotros queremos que la gente se anime a dar, como "Arbolibros" que no solo se dio en Magdalena sino también en otros lugares, con resultados completamente distintos y retransmitidos a través de las redes sociales. Y así todos los proyectos que puedan salir en "Limatopías" y en cualquier otra página podrían retroalimentarse y generar un sistema de proyectos compartidos para mejorar la ciudad en base a ideas y creatividad. Yo creo que eso es muy importante y la idea es atreverse: lo has visto en redes, lo puedes hacer, hazlo y coméntanos tu experiencia.

FR: Yo creo que debería ser una ciudad entendida por sus ciudadanos y que sea la mejor versión de ellos mismos. No hay nadie que entienda mejor la ciudad que los que viven en ella. Mientras la gente sepa lo que desea y exija los métodos de cómo vivir mejor es cuando recién se va a dar el verdadero cambio. ¿Cómo quiero que sea Lima? Una Lima que tenga ciudadanos conscientes, porque es la única manera que pueda mejorar todos sus problemas.  

GD: Eso es importantísimo: que sean conscientes y que los valores estén bien solidificados. Un ciudadano sin valores genera una ciudad sin valores. Cuando comencemos a arraigarnos en la cultura comenzará a generarse una mejor sociedad, más integrada, más transparente, pensando en distintas razas, distintos sexos, una igualdad para todos. Siento que la cultura es un motor para que se idealice la ciudad, porque en la música, el teatro o en las intervenciones hay un espíritu y un motor que hace que la ciudad vibre y se sienta identificada. Una ciudad que tenga y muestre cultura es una ciudad que suena mejor.