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Claudia Amico: “Los arquitectos nos tenemos que meter en política”

Desde Medellín, la arquitecta conocida por ser la conductora del programa de TV "Umbrales Arquitectura" nos expone a detalle lo que para ella debería ser un arquitecto que radique en Perú.

Publicado: 2015-08-03
A diferencia de otras entrevistas que he publicado, esta vez seré breve en mi introducción. ¿Por qué? Porque simplemente conversar con Claudia Amico ha sido todo un lujo para mí. Su experiencia tanto a nivel profesional como vivencial me fue expuesta en este extenso pero reflexivo diálogo, pese a realizarse vía Skype con problemas de señal, con una construcción que nos interrumpía constantemente, y especialmente por el esfuerzo por parte de ella de brindarme varios minutos pese a estar a puertas de convertirse en madre (lo cual le agradezco muchísimo). Por ello les pido que se tomen un espacio para leerla, porque más que una entrevista es un regalo para todos nuestros lectores.

Fuente: facebook


¿Cómo ha visto a lo largo de su carrera la arquitectura tanto en Lima como en Perú?
Bueno, he tenido la suerte de desarrollarla en varios ámbitos, porque estudié toda la carrera en la Universidad de Sheffield (Inglaterra), trabajé un tiempito en Paris, luego en Senegal (África), luego en el 2007 llegué a Lima -donde estuve 7 años trabajando- y actualmente estoy en Medellín. Entonces eso me ha permitido ver bastantes aspectos de la arquitectura y ahora en especial del urbanismo, que es donde estoy más metida investigando, y lo que yo veo desde mi perspectiva es que la arquitectura y el urbanismo en el Perú y en Lima han tenido un trasfondo con poco contenido social: estoy hablando de la arquitectura contemporánea - lo que yo he visto cuando he llegado a Lima- y los proyectos que se están haciendo. Tampoco voy a entrar en la historia -porque me parece que es muy amplio- pero me interesa lo que los arquitectos están haciendo ahora. Y cuando hablo que tiene poco contenido social me refiero a que tampoco se abre ni dialoga con la ciudad, que es uno de los componentes que debería tener la arquitectura también; es decir, la arquitectura como proceso o como objeto debería tener un vínculo con el entorno en el que está y yo veo que hay muy poco dialogo con nuestras ciudades, que no se ofrece algo alrededor y que son pocos los arquitectos que ves involucrados en solucionar el tema de la vivienda en todo el país, ya sea vivienda precaria en Lima, vivienda para combatir los friajes, que es un problema de todos los años. Cuando los arquitectos realmente se interesan, ya sea por parte de una serie de profesores en algunas universidades, aparecen iniciativas muy valiosas, pero que son muy aisladas, parte de un curso dentro de una universidad o de un grupo de estudiantes que quiere hacer algo por la sociedad y se juntan para hacer un espacio para un grupo que lo necesita, pero digamos que no hay ese fuerte vínculo entre la disciplina y el gremio de arquitectos con la sociedad para poder empezar a resolver temas que tenemos tan álgidos como el hábitat, la ciudad caótica, de tener un mejor espacio público, etc. Esto puede sonar pesimista pero es lo que he visto durante los 7 años que he estado en Lima, pero aun así guardo la esperanza con los acontecimientos que han habido este año de parte de movimientos estudiantiles para tratar de luchar por un mejor espacio público, por una mejor gestión de la ciudad, con todo lo que ha habido por tratar de evitar que se haga el bypass, de tratar de sacar a la esfera pública el debate de qué es lo que debemos hacer los arquitectos, cuál es nuestro papel, y para que el Colegio de Arquitectos se pronuncie sobre estos temas. Al final, creo que lo que necesitamos es involucrarnos en la realidad de nuestro país y de nuestras ciudades.
Con respecto a estos problemas que ha visto en los arquitectos y la arquitectura en el Perú, ¿qué es lo que más influiría en estos casos: nuestra sociedad o las escuelas de arquitectura?
Creo que también hay un contexto histórico que hay que tener en cuenta. Si volvemos a los años 80’s, 90’s, hasta 2000, donde había muy poco trabajo incluso para el arquitecto porque había una situación de inestabilidad económica y de violencia en las calles; me parece que ha sido una época en que las ciudades se fortificaron mucho y se trataron de contener con ideas de cerrarse hacia la calle poniendo rejas y todo por un tema de seguridad. Entonces yo creo que eso ha afectado de diferentes maneras la esfera de la arquitectura: primero afectó en como los arquitectos pueden colaborar juntos, ha afectado en que el espacio público no sea tratado, que no miremos nuestras ciudades, que la visión de las universidades esté hacia “todo lo mejor viene de Europa o de EE.UU.” y tratar de mirar grandes ejemplos de arquitectura de los arquitectos “estrella” del mundo y no centrarnos en nuestra realidad. Yo he enseñado en la PUCP y en la UPC, y he visto que hay un tema desde las mismas facultades: diría que un poco la PUCP destaca un poco más el empezar a abrirse y meterse realmente en los problemas de la ciudades y los problemas del Perú y ver de qué manera se aborda una problemática para que el arquitecto pueda decir: “yo soy relevante en esta sociedad, yo estoy trabajando temas que son del cotidiano, que tenemos una responsabilidad como arquitectos de resolver”. Me parece que hay facultades que lo abordan mucho mejor que otras, como que quieren estar mucho más insertas en la realidad y de debatir -como por ejemplo la PUCP con el tema del PLAM-; y hay otras como la UPC en donde son más esfuerzos aislados de profesores que les interesa el tema, pero no es algo que la currícula impulsa, ni algo en lo que la universidad se quiere posicionar a través de su trabajo. Entonces es una mezcla de esas dos cosas: desde lo que las facultades han venido enseñando y por otro lado el contexto difícil en el que el arquitecto se ha tenido que desempeñar; y te estoy hablando de la generación de arquitectos que ahora tienen por ahí sus cuarenta años: ellos son los que han sufrido este momento, y creo que ahora la nueva generación de estudiantes es otra esperanza, es otro corte de arquitecto el que está saliendo mucho más relacionado con los problemas de la ciudad y la sociedad, y creo que vienen mucho más preparados, con más herramientas y menos preocupados por el objeto o la estética de la arquitectura. Bueno, al menos esa es mi esperanza. 

Proyectos para el programa "Yo soy pisco" de "Espacio expresión" (fuente: espacioexpresion.org)

Ahora que me comenta sobre estos problemas referidos a sociedad y espacio público, si bien éstos actualmente generan interés entre los estudiantes, a la hora de entregarse premios como los de la Bienal de Arquitectura del CAP casi ni aparecen profesionales que busquen soluciones al respecto. ¿Por qué cree que es tan ausente en el Perú esta perspectiva social entre los profesionales que se encargan de reconocer el trabajo de los arquitectos?
Bueno, también hay que pensar en las generaciones que están detrás del premio, que muchas veces vienen con una trayectoria de pensamiento que a estas alturas es difícil cambiar y que se refleja en lo que siempre vienen haciendo. También hay que admitir que el aspecto social es algo que se podría ver mucho en proyectos de urbanismo y sin embargo muchas veces en los premios del Hexágono quedan desiertos en estas secciones de la premiación porque no hay propuestas, y eso me parece más lamentable que quién da el premio y a qué: la ausencia de propuestas o procesos en nuestro país de buenos ejemplos de urbanismo que mostrar; y ahí creo que se refleja lo que veníamos hablando al inicio de nuestra sociedad y de que los arquitectos no se hayan involucrado más en sus problemáticas. Yo creo que falta más trabajo por parte de los arquitectos, no le echaría la culpa directamente al premio y lo que está tratando de valorar, sino de que falta que como arquitectos también empecemos a destacar con un trabajo profesional dentro del ámbito social y urbano para recién ahí poder reivindicar lo que se está premiando, y no dejarlo como que no es valioso o importante, y que además no sean sólo ideas o iniciativas sino que lleguen a concretarse. Yo lo puedo decir desde la experiencia personal por el trabajo que hicimos en Pisco con “Espacio Expresión”, y me hubiese encantado que esto se hubiese concretado en propuestas más tangibles dentro de la ciudad, pero no es fácil y yo creo que ahí la clave está en que los arquitectos nos tenemos que meter en política, eso es lo que también nos está faltando; en el caso de nuestro trabajo en Pisco yo diría que hasta nos embarramos en política, ya que se trata de una realidad bien difícil de manejar sobre todo para profesionales jóvenes que nunca se han metido a trabajar en política y no saben cómo funcionan los alcaldes o los ministerios, las pautas que ellos tienen para trabajar, cómo manejan sus recursos, y eso es un mundo muy duro. Pero yo creo que esa también es nuestra responsabilidad, porque si queremos hacer cambios en la ciudad pese a la forma como se hacen los concursos públicos o como se construyen o planifican las ciudades, pues nos tenemos que meter ahí: informarnos de lo que hacen las municipalidades, participar en las licitaciones públicas, y muchas cosas más para poder decir: “oye, sí hay propuestas de proyectos urbanos que valen la pena mostrar”. Todo eso lo he visto un poco más prometedor en la última gestión municipal de Susana Villarán: pienso que ahí hubo intentos de involucrar más a los arquitectos especialmente en lo referido a proyectos de mejora de los espacios públicos; y si bien el mecanismo no es el ideal todavía pues ahí ha habido un espacio que se ha tratado de abrir para que los arquitectos aporten más a la ciudad, y hay muchos arquitectos que han tomado parte. Pero por ejemplo, iniciativas como las de “Barrio Mío” y otras referidas a la recuperación de espacios públicos es algo que, como bien dices tú, en el Hexágono de Oro ni se habla ni se escucha, y sería bueno que haya más espacios para esto -de hecho también hay otro tipo de concursos que sí se fijan en estos procesos y que se deberían difundir más-. Pero bueno, me parece que en definitiva a los arquitectos nos falta meternos más en el tema político para realmente poder impactar en la sociedad con el trabajo que hacemos, y ahí habría que empezar con un cambio de chip que yo espero que con las nuevas generaciones de jóvenes empiece a cambiar la escena de la arquitectura y el urbanismo.
¿Ese cambio de chip que menciona es el que buscaba cuando empezó a conducir “Umbrales”?
Bueno, lo de “Umbrales” fue una invitación que me hace Canal 7. Yo no busqué el proyecto, sino que afortunadamente tuve la suerte de que me invitaron a participar, y cuando me lo presentaron a mí me interesó muchísimo porque se trataba de una idea de mostrar cómo la arquitectura y el urbanismo podían ser un aporte a la sociedad y a las ciudades, y el enfoque del programa era justamente pensar en cómo hacer que no solamente los arquitectos se involucren, valoren o entiendan lo que es el rol del arquitecto, sino toda la sociedad porque el problema va un poco por el hecho de que nadie entiende qué es lo que hacemos los arquitectos y para qué servimos. Y sí: los programas de “Umbrales” desde lo personal han sido una gran ventana para decir un montón de cosas, y yo valoro muchísimo esa oportunidad: ha habido una búsqueda personal de poder entrar en temas que me parecían claves como la historia, el diseño del espacio público en la actualidad, la valoración del patrimonio, la sostenibilidad… y lo que más valoro de esta oportunidad es que he tenido una amplia flexibilidad para poder proponer estos temas y desarrollarlos dentro del programa. Si bien por la premisa del canal (el cual pertenece al Estado) no se podía entrar mucho en temas políticos –y realmente para mí era difícil, porque como te decía antes: el arquitecto se debe meter en política para poder tentar realmente una transformación– siempre habían maneras de transmitir los mensajes.

durante una edición de "Umbrales" en cusco (fuente: youtube)

Entre estos temas que se tocaron en el programa el que más me llamó la atención fue el referido al patrimonio arquitectónico, que se mostró bastante en sus ediciones grabadas en Cusco. En ellas se analizó bastante las características que tenían cada una de estas edificaciones y se las tomaba como ejemplos que podrían ser aplicadas en nuestras ciudades. ¿Qué cree que es lo que más se debería rescatar de nuestro patrimonio para ser aplicado hoy en día?
De hecho si me preguntas cuáles han sido los programas en los que más me he sentido realizada te diría que los de Cusco han sido un gran proyecto dentro del canal, porque para mí significaron una inmersión sobretodo literaria: meterse en la historia y la arqueología para realmente entender. Yo he vivido en España durante mucho tiempo y en el colegio jamás estudié las culturas prehispánicas. Entonces para mí era como que tenía que empaparme bien de esto antes de empezar a hablar de nada. Fue súper interesante hacer esa búsqueda, hacer esa investigación para poder entender cómo se habían planificado estas ciudades y cuáles eran esos principios rectores. Y obviamente hablando del Cusco no estamos hablando solo de los Incas, sino de todas las culturas que los han antecedido, entonces ahí fue muy importante leer el trabajo de José Canziani y de Santiago Agurto: fue como regresar a muchos autores y así poder entender cuál eran la visión que tenían las culturas desde el paisaje y la planificación. Me pareció fascinante entender cómo las culturas Pre-Inca tenían manejo del territorio y la inteligencia de poder combinar con tanta armonía su hábitat, la manera como producían urbanismo, cómo producían espacios ceremoniales con un tema funcional y cómo manejaban los recursos naturales. Y eso es un poco en lo que yo creo que hacía énfasis en los programas, pues siento que hemos perdido un conocimiento y una conexión con nuestro territorio de una manera abismal, lo cual obviamente me parece que tiene que ver con la llegada de la colonia española y con cómo se impone una manera de hacer ciudad completamente distinta a la que hubo hasta ese entonces: había un equilibrio entre función, forma y materialidad, y se fusionaba lo estético con lo sagrado, con lo tecnológico y con lo político-administrativo a la hora de organizar una ciudad, y siempre en armonía con los recursos naturales. Y algo que aprendimos hablando con el arquitecto cusqueño (Ricardo) Ruiz Caro era que para él había un solo proyecto cultural: que desde los Incas para atrás todo había sido una constante evolución de conceptos que se iban repitiendo, que una cultura que había sometido a otra no necesariamente hacia un borrón y cuenta nueva, sino que aprovechaba todo eso que había existido y que se había desarrollado a nivel tecnológico de la cultura anterior. Eso es impresionante, porque uno habla de los Caminos del Inca y en realidad muchos de sus tramos son ingeniería que viene desde los Huaris y de otras culturas. Uno cuando va y entiende cómo se concibieron estas ciudades puede ver a los Incas como arquitectos y planificadores, que utilizaban maquetas para hacer sus ciudades y se imaginaban esta transformación del mundo rural y del territorio; incluso si has visto imágenes de Tipón es impresionante la manera cómo su sistema hidrológico todavía funciona el día de hoy. Esa es un poco la ruptura que nosotros hemos tenido, y que hoy uno ve en la poca relación que tenemos con nuestro entorno. O sea, vivimos en un desierto y sin embargo no reconocemos esa condición en el caso de Lima, y todos los jardines son de puro césped, regados con agua que no tenemos. Entonces hay toda esa serie de malas concepciones que tenemos de nuestro entorno que no hemos heredado realmente de estas anteriores culturas, y seguimos cometiendo los mismos errores una y otra vez. Por eso me parece que hay mucha relación entre estudiar el trabajo de nuestras culturas prehispánicas y entender cómo nuestras ciudades hoy en día pueden ser más sostenibles y pueden convivir con el entorno. Me parece que ahí hay una lección muy importante.
De hecho, ya comparándolo con Lima, personalmente lo que he visto es que no solo hay esa visión de los jardines por parte de quienes lo plantean sino también de los ciudadanos, que son quienes los piden pese a que en muchos distritos esas áreas destinadas a ser jardines no pasan de ser simples pampones descuidados y en los que no se planta nada. ¿Por qué cree que en nuestra sociedad muchas veces se piden cosas que normalmente son inviables?
O sea yo cuando te hablo de lo que está pasando en las ciudades no solamente te digo que es por la visión de un alcalde o de un líder político: definitivamente quienes más tenemos que ver ahí somos la misma sociedad, los que pedimos lo que deberían de ser nuestras ciudades, y yo me imagino que allí tu pregunta es más antropológica que arquitectónica, sobre qué nos pasa como sociedad que no estamos entendiendo lo que nos conviene. Pero nuevamente, yo creo que son varios factores: En primer lugar, al igual que en las facultades, se ha mirado mucho hacia Europa y EE.UU. como los modelos, sobre todo a los EE.UU. de los años 50 y su modelo sub-urbano en nuestra ciudad, y eso se nota en distritos como San Borja que siguen un modelo de suburbio, de dependencia con el auto y de grandes áreas verdes; entonces esos son los ejemplos que se han ido presentando como los buenos ejemplos de ciudad. No hemos mirado casi nunca hacia nuestras propias ciudades o hacia Latinoamérica, como por ejemplo Bogotá, Medellín, Curitiba, etc.; pero esta negación de lo que está cerca nuestro y tener que mirar hacia otros ejemplos muchos más lejanos yo creo que ha hecho que tengamos esta tendencia que se traduce en todos los sectores económicos: o sea desde los más ricos y que quizás tienen más educación como la gente más pobre que vive en las periferias de Lima. También me parece que nosotros como arquitectos y urbanistas, conocedores de las problemáticas de nuestra ciudad, tenemos un papel educativo que hacer y que tampoco lo estamos haciendo: difundir qué es una ciudad que te ofrece calidad de vida. En ese sentido yo te iba comentar sobre uno de los programas que también me gustó mucho —en Umbrales— que se llamó “Foro Popular: respondiendo a las ideas del PLAM”; donde reunimos a grupos de vecinos para hablar sobre ciertos temas que se estaban trabajando en el PLAM e hicimos unos foros que se filmaron en la calle y en las plazas, donde la gente participaba y donde nosotros íbamos con arquitectos invitados explicando cómo hacer espacios públicos más sostenibles y cuál era su importancia; y me parece que como arquitectos tenemos la labor de tratar de proyectar nuevos imaginarios urbanos que estén mucho más acorde con las posibilidades que tenemos dentro de nuestra ciudad, por el contexto en el que vivimos, por un lado por ser un desierto o por tener las tradiciones culturales que tenemos, la diversidad cultural y racial que tenemos y cómo celebrarla dentro de la ciudad. Son cosas que deberían de verse desde un aspecto mucho más positivo y hoy en día como que eso no se ve, y cuando se habla de espacio público se piensa en una plaza a la que le ponemos una fuente, unas flores y ya está. Tenemos la responsabilidad de difundir que se puede vivir mucho mejor en nuestras ciudades sin necesariamente tener una gran área de césped, y pensar en que estamos rodeados en Lima de lomas estacionales que se pueden aprovechar como grandes espacios naturales públicos y verdes en ciertas épocas del año. Obviamente otro tema grande es la gente: todo el mundo aspira a moverse en la ciudad en carro cuando en realidad esto es totalmente insostenible, y más bien deberíamos pensar en que si el transporte público mejora la calidad de vida de todos los ciudadanos también mejora, ¿no? Por ello creo que el problema se resume en que no solo falta la presencia de arquitectos y urbanistas, sino también de sociólogos y antropólogos conocedores de las ciudades que puedan difundir un mensaje de qué es realmente calidad de vida en la ciudad para poder tener esos imaginarios diferentes de cómo vivir mejor. 

parque realizad por "Barrio Mio" (Fuente:plataformaurbana.com) 

Me contaba que por una serie de razones “Umbrales” ya no iba a seguir al aire, por lo cual me imagino que lo que quedaría ver para los arquitectos son los programas dedicados básicamente a diseño de interiores. ¿Por qué cree que en la mayoría de casos los medios de comunicación como la televisión o las revistas supuestamente dedicados a la arquitectura sólo se fijan en este aspecto?
Sí, es una buena pregunta. Yo creo que un canal como TV Perú está abocado a cumplir con otra misión que no necesariamente es hacer un programa rentable y que tenga un súper rating –que de hecho sí les interesa– sino que además se rigen por otras premisas con las que buscan ser un canal con una oferta cultural, educativa e interesante. Por eso es que en el programa hemos tenido la oportunidad de explorar todos estos aspectos, de indagar, de investigar y de producir programas que a nosotros nos pareciera que eran una contribución educativa a la sociedad, además de que sea interesante porque si no quién lo querría ver –sería aburrido–. Pero claro: los otros programas yo me imagino que giran más en torno a una esfera de satisfacer un espacio de entretenimiento y de ofrecer qué es lo que se puede consumir y digerir más fácilmente como el tema decorativo o de diseño de interiores -lo cual no digo que no sean temas importantes- pero creo que no es lo más trascendente dentro del papel de lo que podemos hacer los arquitectos. Creo que hay cosas mucho más interesantes para mostrar y que sería bueno tratar de que se abran un poquito estos programas para poder ver otras cosas y que trasciendan lo que es el rating y el entretenimiento. Nosotros en general en la televisión peruana tenemos un problema no solamente en lo que se refiere a arquitectura, y cuando uno ve que existen programas como “Esto Es Guerra” y esas cosas se da cuenta qué es lo que el público pide. Entonces, volviendo a la pregunta: ¿por qué la gente ve eso? Pues porque la gente está entrenada a que eso es arquitectura. Incluso yo creo que hay un problema más allá de que estos programas estén sesgados a un tema de decoración, sino de que la gente malinterprete que eso y solamente eso es arquitectura, y que ese es el rol del arquitecto: que solamente vaya y decore la casa o que le haga una extensión. Ése es el problema de fondo, y me parece que estos programas están difundiendo una idea errónea de lo que puede ser la arquitectura y el papel del arquitecto en la sociedad, y eso es lo que en “Umbrales” tratábamos de revertir totalmente. Yo no sigo participando en el programa por el hecho de que ahora me encuentro en Medellín (Colombia), pero pese a ello el equipo se encuentra trabajando en un nuevo proyecto que consistirá en mostrar ejemplos de urbanismo en el Perú que sean interesantes, y si bien no podré participar espero que se concrete, porque son pocos los ejemplos de los que uno puede hablar en el Perú sobre transformación urbana que se hayan dado de manera ingeniosa y con la participación de la comunidad, y esa es la búsqueda que están haciendo ahora. Y en cuanto a “Umbrales” yo espero que encuentre a alguien que pueda seguir con este trabajo que hemos empezado, porque no debería de quedar ahí; de hecho se me ocurren mil arquitectos que podrían seguir haciendo el mismo trabajo que yo –incluso mejor– y seguir difundiendo estos mensajes. Entonces hay tantos temas que “Umbrales” debería seguir abordando y espero que lo siga haciendo, y ojalá que otros programas también se empiecen a empapar de estos temas y los empiecen a incorporar dentro de su agenda, porque si bien muchas veces pueden llegar a calificarse hasta como temas técnicos pueden llegar a ser temas entendibles para el público si quienes los realizan se lo proponen.
Para finalizar: Luego de todas estas experiencias tanto de arquitecta como de comunicadora, ¿cuál cree que sea la clave para que haya un entendimiento entre el arquitecto y la sociedad?
No creo que sea algo que no te haya mencionado hasta ahora. Me parece que los medios son fundamentales: que sigan habiendo espacios como “Umbrales”, para poder difundir lo que hacen los arquitectos, pero que en realidad no tiene que ser sólo en un canal de televisión, ya que hay medios mucho más potentes como las redes sociales, el Facebook, los blogs -como el que ustedes (en Maquetas Aparte) están haciendo-, y que el arquitecto se meta en el mundo de la comunicación. Por otro lado, me parece que es fundamental que uno salga de la universidad con ganas de cambiar el mundo, con una vocación social de decidir “yo haré la mejor arquitectura del mundo, pero voy a cambiar las cosas porque se están haciendo mal”, tener esa inquietud como arquitecto, esas ganas, y yo creo que eso se cultiva en las universidades, no solo desde los profesores, sino también desde movimientos estudiantiles que los docentes y las facultades deberían apoyar: realmente es ahí donde uno se contagia de ideas, debatiendo con los compañeros, cuando piensan en proyectos que podrían hacer juntos, es ahí donde surge esa semilla de “queremos cambiar el mundo”; porque ningún profesor te dirá: “Mira, esta es la manera cómo vas a trascender”. El profesor tiene una labor educativa de transmisión del conocimiento, pero los grandes pensadores, las grandes ideas y las ganas de revolucionar surgen del estudiante en los espacios que son fuera de lo académico. Y por otro lado: que los arquitectos se metan más en tratar de trabajar los temas grandes de la ciudad, estar en licitaciones públicas y en cosas que a veces ya están amarradas, lo cual uno no puede negar porque es así; pero meterse ahí, con los alcaldes de los distritos, tratar de sugerir proyectos, ideas, estar vigilando lo que hacen las municipalidades, debatiendo. En Lima, que hay poco debate, se ha empezado a ver en estos meses, pero nunca ha habido un debate de fondo de por qué se están haciendo las cosas como se están haciendo, y tener foros donde esté presente el alcalde; porque no sé en qué momento aparece Castañeda para poder responder el porqué de sus proyectos. Que haya ese tipo de encuentros donde los arquitectos empiezan a tener mayor voz y peso ante los proyectos; a eso me refiero con que el arquitecto debe ser más político, estar y fomentar espacios de diálogo, meterse en los concursos, tratar de hacer proyectos públicos, tratar de generar más iniciativa de proyectos que no existen, porque es el arquitecto o urbanista quien ve qué es lo que se puede hacer, siempre y cuando se inserte más con la sociedad. Esto no se da en Lima, y por ello es importantísimo la creación de blogs, entrevistas y redes sociales donde se hable de arquitectura, de una mejor ciudad, que haya otro enfoque en las universidades, y que los arquitectos seamos más políticos. 

fuente: Claudia Amico


Escrito por

Juan Carlos Gonzales

Arquitecto con aires de periodista y sueños de músico. @JuankGonzales


Publicado en

Maquetas Aparte

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