¿Qué significa hablar de política? Para algunos consiste en opinar sobre las noticias que aparecen sobre nuestros gobernantes o de quienes pretenden serlo, para otros es preguntarse por qué el Estado no resuelve problemas como la pobreza o la delincuencia, y para muchos otros es un tema muy incómodo como para estar pensando en ello. Más allá del concepto que tengamos de esta compleja palabra, lo que debemos tener claro (así nos guste o no) es que todos los logros, problemas y novedades que surgen en nuestro entorno están relacionados con medidas políticas que ejecutan tanto funcionarios públicos como privados en distintos ámbitos: seguridad, salud, economía, deporte, medio ambiente, entre otros. Y eso para los arquitectos no es ajeno: para resolver los problemas de nuestras ciudades y las edificaciones que éstas tengan no basta con su buena voluntad a partir desde acciones individuales, sino también depende de las medidas que el Estado lleve a cabo para ayudar a que nuestra calidad de vida sea lo más digan posible, tanto desde sus poderes judicial, legislativo y ejecutivo. Sobre las de éste último conversamos con el Arq. Ricardo Vidal, quien como Viceministro de Vivienda y Urbanismo nos cuenta qué ha hecho y qué está haciendo el Estado para lograr que nuestras ciudades sean lo más humanas, democráticas y sostenibles a través del tiempo.
- Haciendo un balance respecto al tiempo que ha estado en su cargo, ¿cómo autoevaluaría su gestión?
- En verdad, más que mi gestión como viceministro, yo haría un balance de lo que ha logrado este gobierno en materia de vivienda e inclusión social. Las estadísticas señalan que hay un déficit de vivienda de alrededor de 1’800’000. De estas, cerca de 400 mil corresponden a un déficit cuantitativo mientras que las otras 1’400’000 son un déficit cualitativo. Siendo así, la política del gobierno ha sido la de implementar acciones que mejoren las condiciones de vida de la población, facilitando el acceso a los créditos Mi Vivienda o a los bonos familiares habitacionales para construcción en sitio propio o mejoramiento de vivienda. Además se ha realizado una inversión de 6 mil millones de soles, logrando gestionar 160 mil unidades habitacionales con inversión pública; y si a eso le sumamos la inversión privada estamos llegando tranquilamente a las 250 mil nuevas viviendas generadas. La política ha estado siempre orientada a la gente de menores ingresos y hemos dado un enorme paso ingresando al tema de la vivienda rural, algo que ningún gobierno había hecho anteriormente. En eso, yo como arquitecto de la URP me siento orgulloso y contento de los resultados que se han ido dando por ejemplo al haber implementado nuestro “Programa Nacional Tambos”: este consiste en la construcción de tambos en zonas alto andinas y zonas de la selva que sirven de plataforma de servicio del Estado para llevar apoyo social a través de los diversos programas que ofrece; es una intervención multisectorial en la que los tambos terminan siendo bases de operaciones ubicadas en áreas muy recónditas de nuestro país, que buscan implementar todas las necesidades de servicio social y atenciones en casos de emergencias, lo cual se ha podido apreciar en aquellas zonas frecuentemente afectadas por las heladas y el friaje. Así, junto con el Ministerio de Salud, estamos llevando asistencia médica a las comunidades a través de vacunas; junto con el MINAGRI, se ha facilitado alimento para los animales; o con el MINEDU, llevando profesores y monitoreando a los alumnos. Pero quizás nuestra labor más importante es haber intervenido en la producción de vivienda rural, la cual ha consistido en construir módulos de vivienda con tecnologías del lugar: con adobe, piedra, techos de madera, artilleras en los techos, ventanas de vidrio insulado, doble puerta de madera o pisos de madera. Ya hemos empezado en Cusco 600 casas, en Puno estamos haciendo 1300 y esperamos a fin de año estar alrededor de las 6500 a 7000 viviendas, las cuales hemos denominado “viviendas calientes” porque justamente están destinadas a zonas donde se ha edificado para familias en condiciones de pobreza. Hemos intervenido utilizando un mecanismo en el que participan tanto el propietario como la comunidad en el uso de los recursos, recibiendo asistencia y capacitación permanente por parte del Ministerio, los cual garantiza que esa vivienda sea sólida, térmica y digna.
- Luego de todas estas medidas que nos ha mencionado, ¿qué paso considera que faltaría dar para poder combatir los problemas de vivienda informal?
- Es un buen punto el que señalas porque la informalidad en el Perú llega casi al 70% en lo que a producción de vivienda se refiere, y en ese sentido nosotros hemos impulsado el Programa de Viviendas Vulnerables que consiste en identificar a través del MINDIS a las familias que tienen viviendas en muy malas condiciones o mal construidas debido a la autoconstrucción, para luego otorgarles un bono que les permita construir o reconstruir parte de la vivienda, dándoles también la posibilidad de que amplíen o mejoren la casa. También estamos trabajando en un Proyecto de Ley que está muy pronto a salir y que propone la formalización en aquellas zonas en las que ha habido ocupación en terrenos del Estado; esto no va a consistir en regalarles los terrenos -tal como se ha estado haciendo en años anteriores- pues lo que estamos proponiendo, con la aprobación de la Comisión de Vivienda del Congreso, es que las asociaciones de vivienda puedan formalizar su ocupación pagando un valor que hemos denominado “Valor Social de Mercado”, evidentemente castigado. Con ese mismo dinero nosotros, con el apoyo de las municipalidades, podremos llevar adelante el proceso de formalización que consista, primero, en la titulación y, segundo, en la regularización y la habilitación urbana. Como se sabe, muchas de las habilitaciones urbanas informales que se han desarrollado en el país no tienen los aportes reglamentarios de espacio público, de secciones de calles, parques, áreas verdes e incluso equipamientos; muchas de ellas no tienen esos porcentajes porque han preferido la ocupación del territorio al máximo nivel posible. Nosotros estamos lanzando esta propuesta en la que, una vez que la asociación debidamente reconocida pueda comprar ese terreno, se generen ingresos que nos permitan financiar la intervención integral con la habilitación urbana, con la provisión de servicios, de equipamiento, de áreas verdes y sobre todo y más importante, el desarrollo de los perfiles y proyectos de agua, desagüe, pistas y veredas. Así, las familias podrán acceder a una habilitación que hasta la fecha posee carencia de servicios, déficits importantes y mala calidad de vida. Estas iniciativas estarán haciéndose públicas en las próximas semanas y van a ser muy importantes para la formalización, para lo cual hemos firmado convenios con el Colegio de Arquitectos y con el Colegio de Ingenieros.
- Respecto a la vivienda social, quisiera consultarle también su opinión sobre la labor de las constructoras: muchos arquitectos opinan que la mayoría de los departamentos que éstas diseñan tanto para proyectos públicos como privados carecen, por llamarlo de alguna manera, de “calidad humana”. ¿Por qué cree que se da esta opinión?
Bueno, definitivamente esas son percepciones. La producción de vivienda social no necesariamente tiene que estar ligada a productos de baja calidad. Nosotros hemos hecho concursos, tenemos modelos disponibles para la gente y para las familias y, además, una vitrina inmobiliaria donde la gente puede acceder a los productos Mi Vivienda y Techo Propio. Respecto de la calidad, definitivamente los productos que desarrollan las empresas privadas son cada vez mejores: ahora tú puedes ver por ejemplo conjuntos residenciales con mucha incidencia en la calidad del espacio público. En los conos, ya vemos conjuntos residenciales que comparten espacios públicos con áreas verdes internas, centros de recreación o piscinas, además de otros servicios que le dan un valor agregado. Yo no comparto la opinión de algunos colegas que defienden programas de vivienda de cuarenta o cincuenta años atrás, como San Felipe u otros que se hicieron en el gobierno del Arq. Belaunde, pues se trataba de otros requerimientos, era una ciudad mucho más pequeña, con una densidad poblacional menor a la actual. La ciudad evidentemente ya no puede extenderse porque eso encarece enormemente los costos de servicios, de redes de agua, de energía y de transporte; por tanto, el criterio que se maneja, y que comparte a su vez la Municipalidad de Lima, es el de crecer verticalmente. En algunos distritos se ha incrementado la altura de edificación, pero ello ha ido acompañado del mejoramiento de los parámetros para la provisión de espacios públicos o espacios internos de los condominios. Los departamentos probablemente sean pequeños, pero son departamentos muy funcionales; de hecho he tenido la ocasión de visitar muchos conjuntos residenciales en donde las viviendas poseen buenos acabados, mejores criterios en cuanto al diseño y la distribución de espacios.
- A la hora de conversar sobre estos proyectos, ¿es difícil concertar decisiones con las empresas privadas o con las municipalidades?
- A ver, la política es la siguiente: el Ministerio de Vivienda no construye sino que promueve la participación activa del sector privado incentivándolo a desarrollar programas de vivienda social. Con eso facilitamos mecanismos, sacamos adelante normas en el Reglamento Nacional de Edificaciones (RNE) y en los reglamentos para los otorgamientos de licencias de edificación que permitan que el sector privado siga apostando por la construcción de vivienda social. En ese sentido, sí hacemos una coordinación estrecha con CAPECO y sus organizaciones internas como la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI) o la Asociación de Empresas Inmobiliarias (ASEI), con las que permanentemente tenemos reuniones de trabajo para la habilitación de terrenos para nuevos proyectos de vivienda, así como para la búsqueda de soluciones para aquellos que están en desarrollo. Por ejemplo, si llega un privado con un desarrollo de vivienda y nosotros no lo apoyamos, ese privado puede demorar años en gestionar servicios, zonificación o hasta el proyecto mismo; entonces nosotros le proponemos participar con el Ministerio de Vivienda con la condición de que, ahí donde haya vivienda social, nosotros participemos activamente con ellos. Además, a través de una comisión creada por Decreto Supremo 010-2014-VIVIENDA, podremos identificar proyectos de interés y conseguir las aprobaciones con las municipalidades, sentando en una mesa de trabajo a estas, a las Empresas Prestadoras de Servicios (EPS) y a todos los que tengan que ver con la gestión de ese proyecto. Sea público o privado nosotros facilitamos esos mecanismos de desarrollo de proyectos.
- Desde su punto de vista como urbanista, ¿siente que ciertas municipalidades de nuestro país se toman en serio el tema de la planificación?
- Es una muy buena pregunta, porque fíjate: nosotros damos las facilidades y firmamos convenios con muchas municipalidades para que éstas puedan implementar y tener actualizados sus instrumentos de gestión como los Planes de Desarrollo Urbano, los Esquemas de Ordenamiento Urbano -dependiendo de la ciudad o del centro poblado- o los Planes de Acondicionamiento Territorial si de provincias se trata, a fin de promover el crecimiento ordenado de las ciudades. Es cierto que hay muchas municipalidades que tienen una resistencia a la planificación por intereses propios, sin embargo, desde que empezamos la gestión nosotros les hemos indicado que no habrá ningún financiamiento para proyectos de saneamiento o de pistas y veredas en aquellos centros poblados o ciudades que no cuenten con instrumentos de gestión actualizados. Así, hemos logrado que varias ciudades se formalicen independientemente por medio de consultores contratados por ellos mismos o solicitando convenios con el Ministerio de Vivienda.
- En el caso de Lima Metropolitana, ¿cómo percibe ese tema por parte de la Municipalidad?
- Positivo, porque con sus gestiones siempre hemos mantenido el contacto y las coordinaciones necesarias, respetando las competencias evidentemente, ya que la aprobación de los planes urbanos y la de los estudios es competencia exclusiva de las municipalidades. En Lima, estamos apoyando con intervenciones en recuperación de espacios públicos y promoviendo la calidad de vida con la implementación de pistas y veredas. Incluso, hemos incorporado un elemento nuevo que son los Centros Comunales Comerciales, de los cuales se han construido un aproximado de 300 en los últimos años en varias ciudades del país. En Lima, en particular, hemos notado un mayor interés dado que existen profesionales que pueden sumarse a ese esfuerzo de los distritos para gestionar. Así, podemos decir que en Lima el problema no es tan álgido, a pesar de que hay zonas que sí están en proceso de formalización, en donde ya se manifiesta un compromiso de las autoridades locales.
- Desde su punto de vista como arquitecto, ¿a quién considera más activo: a los actuales dirigentes del CAP o a las agrupaciones estudiantiles que han surgido para exigir soluciones respecto a nuestros problemas urbanos?
- Bueno, yo como arquitecto titulado pertenezco al CAP y no puedo dejar de señalar que el Colegio de Arquitectos está participando activamente no solamente en las políticas sino en la gestión de territorio y desarrollo. Por otro lado, yo también soy profesor en una universidad (USIL) y las nuevas generaciones de estudiantes de arquitectura, por medio de las redes sociales, están participando activamente. Hemos visto los temas relacionados a intercambios viales en Lima mismo, donde sí es bueno que los estudiantes participen y que tengan una representación, pero en el CAP se encuentra gente muy preparada y con mucha experiencia que ha escuchado también sus exigencias para una mayor participación. En ese sentido no veo conflicto, yo veo que hay una suma de intereses y una unidad de criterios de parte de ambos lados. Los estudiantes también van a ser profesionales, pero serán los profesionales del milenio, que están experimentando otro tipo de problemas en las ciudades y su aporte va a ser muy importante para el desarrollo.
- Y para terminar: ¿cómo ve la situación de nuestras ciudades para las próximas generaciones?
A ver, si vemos la problemática de la ciudad y si seguimos trabajando como lo estamos haciendo, llevando planificación, crecimiento ordenado y haciendo participar a la sociedad civil, hay un buen panorama. No olvidemos que estamos experimentando problemas relacionados al cambio climático y en otros servicios en particular. Sin embargo, y te voy a dar mi apreciación tanto de arquitecto como de viceministro, nosotros como gobierno estamos trabajando activamente para que el futuro de nuestras ciudades sea uno mejor, con mejores servicios, con redes, con conectividad, con transporte, con vivienda digna. Y para eso estamos trabajando de manera articulada, porque el Estado no solo es el Ministerio de Vivienda sino también las autoridades distritales, los alcaldes provinciales, los gobiernos regionales, el gobierno nacional: todos están participando y trabajando activamente en esa propuesta de un Perú mejor de cara al Bicentenario. Nos corresponde, más allá de una crítica o de plantear un escenario dantesco, plantear un escenario positivo, con mucha esperanza, donde estudiantes y gobernantes podamos hacer nuestros mejores esfuerzos para hacer ciudades vivibles, sostenibles y mejores para nosotros y para nuestros hijos.