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Juan de Dios Salas: "En verdad la gran mayoría de ciudades peruanas son informales"

En base a los últimos desastres ocurridos en Chosica, el arquitecto y docente de la URP analiza a profundidad la forma como se maneja la problemática de vivienda en nuestro país.

Publicado: 2015-04-26

Un día antes de que editase esta entrevista Nepal sufrió el que quizá sea el peor terremoto de su historia, una semana antes el tercer carril que la Municipalidad de Lima dispuso construir en la Costa Verde y que se acababa de inaugurar fue erosionado por el mar, y un mes antes la gran mayoría de los vecinos de Chosica sufrieron terribles desastres en sus calles y viviendas como producto de una serie de huaicos. A partir de este último suceso pueden hacerse preguntas relacionadas a los dos primeros: ¿Nuestras autoridades están haciendo las cosas mal o lo que está mal es el lugar donde vivimos? ¿Somos víctimas o victimarios? ¿Estamos listos para peores riesgos geográficos a los que nos han tocado en los últimos años? Para despejar éstas y otras interrogantes relacionadas acudimos al arquitecto y docente de la URP Juan de Dios Salas, un especialista en temas de urbanismo y planificación que de forma extensa nos explicó que el problema va más allá de lo evidente y que abarca temas desde las más humildes viviendas hasta quienes actualmente gozan de poder político, económico y mediático.

uno de los sectores afectados durante los ultimos huaicos en chosica (Fuente: elcomercio.pe)


A su parecer, ¿qué fue lo que ocurrió y no ocurrió para que se dieran los desastres del último 23 de marzo en Chosica?
Lo que ocurrió fue un desastre natural no frecuente ni usual pero evidentemente previsible; y lo que no ocurrió fueron varias cosas, entre ellas el no haber estado en una situación de previsión tanto de parte de la sociedad civil como de las autoridades locales. Al parecer durante muchos años se ha estado en una situación de eminencia de riesgo y se ha creado una especie de insensibilidad respecto a todas las consecuencias que podía tener una situación así.
Esta no es la primera ni será la última vez que un huaico afecte este distrito. ¿Será realmente que los vecinos no están prevenidos o que las precauciones que toman no son suficientes?
En el Perú se ha cultivado durante muchos años una suerte de “cultura de la emergencia”, es decir se privilegia la necesidad antes que factores como el de la seguridad por ejemplo, y es más importante para alguien con escasos recursos ubicarse en algún sitio que tenga las condiciones de accesibilidad mínimas para trasladarse a su centro de trabajo, a su centro de estudios, etc., que considerar los riesgos inminentes ante los desastres naturales; eso es lo los sociólogos llaman “cultura de la emergencia”: privilegiar lo urgente por lo importante.
¿Es lógico vivir en un lugar geográficamente peligroso como lo es Chosica?
No, no es lógico naturalmente, pero el habitante que no tiene opciones claras se ve prácticamente conminado a ubicarse en espacios como éstos. Cuando se les brinda otro tipo de opciones de manera oficial generalmente estas no satisfacen las mismas necesidades que tienen en la que han elegido por su cuenta.
De hecho en más de una ocasión las autoridades han dicho que se les ha ofrecido trasladarlos a otros lugares. Entonces, si hay un ofrecimiento de esa magnitud, ¿por qué no aceptarla pese a que no cumplan con todas sus necesidades?
Generalmente los programas de reubicación no son exitosos. Yo entiendo que en circunstancias como éstas no hay opción: hay que buscar desplazar a la gente que lo necesita para protegerla de sus propias decisiones. Pero eso es una actitud remedial, realmente la importancia de la acción ante estos potenciales riesgos está en la prevención: evitar de maneras distintas que la gente ocupe territorios altamente peligrosos. Es la prevención sobre el remedio lo que debe primar, y en eso somos débiles por muchos motivos: escasos recursos de las autoridades, falta de sensibilidad,… en verdad la gran mayoría de ciudades peruanas (en la Costa especialmente) son informales ya que han ido creciendo por iniciativa propia de los habitantes que han ido tomando posesión de terrenos. Yo diría que en materia de propiedad inmobiliaria es infinitamente mayor el porcentaje de poseedores que de propietarios, y estos poseedores lo hacen tomando riesgos privilegiando las posibilidades de accesibilidad que las de prevención de riesgos naturales.
Lo que menciona de la Costa es interesante, porque solo en el caso de Lima hay distintos distritos que se han formado a partir de invasiones; pero en el caso de Chosica hablamos de una ciudad que se ha fundado prácticamente desde los tiempos de Simón Bolívar. ¿Se habrá tenido pensado algo sobre los riesgos naturales en ese entonces o simplemente ni se llegó a visualizarlos?

Si bien dices Chosica fue realmente un refugio de los limeños como lugar de descanso y de una segunda vivienda para muchos, que permitía tener una mejor calidad de vida por las condiciones climáticas y durante mucho tiempo tuvo esa función; pero como ha sucedido con el resto de las ciudades del país sufrió todos los embates del proceso migratorio de habitantes con escasos recursos que no podían ser atendidos por el mercado inmobiliario formal, y por ello sus opciones fueron esas que acabamos de mencionar aplicadas a Chosica: ocupar terrenos que tienen una alta pendiente, que son lógicamente inestables y que en el peor de los casos están sobre cauces de correntías que en algún momento van a tener agua durante las temporadas de lluvia. Entonces reúne todas las condiciones para ser un sitio de altísima vulnerabilidad a la erosión, a los movimientos sísmicos y a inundaciones.

san cosme, zona de alta vulnerabilidad en caso de un sismo (fuente: larepublica.pe)

¿Qué no está funcionando tanto de parte de los gobiernos y de la empresa privada que permite que sigan consolidándose viviendas de carácter informal?
La parte de la oferta del mercado inmobiliario formal en el país ha estado siempre en una posición de atender a aquellos que tuvieron los recursos necesarios para solventar la inversión inmobiliaria, y han descuidado mucho la inversión inmobiliaria en soluciones de bajo costo que puedan ser habitadas por gente con escasos recursos. Ese papel se le ha asignado al Estado, y el Estado naturalmente también tiene escasos recursos y no ha podido abastecer con calidad y cantidad suficiente a esa oferta de viviendas; sin embargo sí se están haciendo algunos esfuerzos. Dentro de nuestra óptica del sistema económico el Estado está buscando en la actualidad desafectar tierras, permitir acceso a inversionistas inmobiliarios de mayor tecnificación para que produzcan soluciones para los estratos socioeconómicos de bajos ingresos que se supone estarían ubicados en lugares menos vulnerables. Lamentablemente esas soluciones pasan por una gran producción de las áreas, por unas distancias de recorrido mucho mayores que las que ofrece la informalidad, y con consiguiente el aumento de los costos de transporte, de malestar por los problemas viales que adolece Lima; entonces no se convierten en opciones reales para la demanda y la misma prefiere mantenerse en el sitio vulnerable en el que está. Mientras eso no sea una política clara en el desarrollo de las ciudades va a ser difícil que esto se resuelva.
¿Quiénes entonces deberían tomar la batuta para generar confianza a quienes necesitan una mejor planificación de sus viviendas?
Naturalmente quien debe dirigir esto jurisdiccionalmente hablando es el Estado en sus niveles nacional, regional y local. Digamos que el urbanismo es básicamente una competencia local de las municipalidades provinciales y distritales, a las cuales les corresponde determinar el plan de ordenamiento general que tienen, el plan ambiental de la ciudad y los planes de desarrollo urbano concretos con las ordenanzas de zonificación; pero esas competencias pasan por estar implicadas dentro de una política general y eso no puede resolverlo solamente el Estado. En todo puede aparecer como gran promotor o productor de las directrices de lo que debe ser, pero requiere de otros actores que se sincronicen en su actuación: la banca con el apoyo crediticio, las empresas constructoras, los promotores, y por supuesto nosotros los diseñadores que debemos tener un cambio de actitud respecto a lo que es la vivienda y cómo resolverla para estratos socioeconómicos de muy bajos ingresos, porque por ahora lo único que se hace es reducir áreas y calidad, y esa no puede ser la solución. Nosotros tenemos que entender que un ser humano de cualquier nivel socioeconómico requiere de una vivienda digna. Además el problema de la vivienda no se resuelve simplemente por vía regulatoria o por estimular a la inversión privada, se requiere de algo mayor que significa liderazgo, que alguna persona o algún movimiento tengan la suficiente credibilidad ante los demás para que se puedan conjugar todo este tipo de esfuerzos.
En el caso específico de los arquitectos, ¿siente que actualmente están asumiendo esta responsabilidad?
Bueno, esto te lo voy a contestar desde el punto de vista de docente y no tanto de profesional. Si bien no he hecho un estudio de la situación de las treintaitantas escuelas de arquitectura que hay en el país yo tengo la impresión de que aún estamos bajo el esquema atávico de que el arquitecto es básicamente un diseñador de edificaciones que entiende las cosas de un contexto pero a partir del edificio que está diseñando. Mientras esa mentalidad no se modifique para entender que el diseño del edificio es solo un granito de arena dentro de un gran desierto y que lo importante es tener la óptica para saber cuánto ese granito contribuye a mejorar la calidad del todo va a ser muy difícil que podamos estar incluidos dentro de esa sincronización para resolver estos temas de mayor escala. Te lo digo porque por ejemplo en nuestro caso (la Facultad de Arquitectura de la URP) tenemos un área de urbanismo que tiene apenas 3 asignaturas de 58 obligatorias, entonces por ahí ya puedes deducir cuál es el porcentaje de interés que tiene para la formación del arquitecto nuestra Escuela (de Arquitectura de la URP) y su visión global del arquitecto. Si tú comparas los planes de estudio que hay por ejemplo en Francia vas a entender que allá la arquitectura se forma con una visión integral; por supuesto tiene una formación básica de diseño arquitectónico pero también ofrecen algo más allá de eso. Si nosotros queremos trascender como profesión y mantenernos en la vida productiva e intelectual tenemos que salir de este límite que nos protege pero simultáneamente nos encarcela.
Para terminar, ¿qué le recomendaría a los arquitectos que tengan en cuenta para generar en las personas la confianza de que sus decisiones van a lograr darles seguridad en sus ciudades?

Hasta hace decenios atrás el arquitecto se movía en sus decisiones de diseño, con unos reglamentos muy flexibles. Había pocos parámetros pero había mucho criterio en los profesionales de la época formado sobre la base de una tradición del movimiento moderno. Conforme ha avanzado el desarrollo del país ahora contamos con muchos más profesionales y la enseñanza de la arquitectura se ha vuelto masiva; eso y que el Estado se vea obligado a crear un reglamento sumamente detallado para proteger en teoría al usuario difuso que es aquel que aún no sabe si va a comprar un departamento y dónde han hecho que el arquitecto se vuelva un malabarista en cumplir las normas, para lo cual le es indispensable renunciar a sus criterios y se convierte en un mero aplicador de normas. ¿Quién revisa los proyectos? Pues las comisiones del Colegio de Arquitectos que también están conminadas a respetar taxativamente los artículos del reglamento. Entonces se ha vuelto una actividad sumamente administrativa: “yo cumplo con tantos metros cuadrados, con tales aspectos de la iluminación, con tales distancias y alturas… y listo, me conformé”; en otras palabras hemos perdido nuestra autonomía de criterio, y eso sí es grave porque en la medida que nosotros no la tengamos para ir avanzando vamos a seguir produciendo en masa aquello que en los reglamentos cumple con todo pero que no necesariamente mejora la calidad del producto.

Fuente: jdsac. com


Escrito por

Juan Carlos Gonzales

Arquitecto con aires de periodista y sueños de músico. @JuankGonzales


Publicado en

Maquetas Aparte

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