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Sharif Kahatt: "Me he concentrado en mostrar distintas formas de hacer ciudad"

En una reveladora entrevista, el arquitecto de la URP y docente de la PUCP nos cuenta todo sobre su experiencia como curador del pabellón peruano en la última Bienal de Arquitectura de Venecia.

Publicado: 2014-06-16
El estudio de K+M Arquitectos es un lugar sobrio pero acogedor: un ambiente hogareño cercano a la Costa Verde miraflorina, en el cual se desarrollan proyectos de todo tipo hasta la noche. Es en este lugar donde se desarrolla la siguiente entrevista, en la cual el arquitecto Sharif Kahatt luce animado. Y no es para menos: acaba de tener a su cargo la curaduría del pabellón peruano en la Bienal de Arquitectura de Venecia, algo que, más que un logro, considera todo un honor. Sin embargo también es consiente de que levantar esta muestra no se hubiera logrado sin una gran suma de esfuerzos que hicieron posible esto en un entorno poco grato para un arquitecto como lo es el peruano. Por ello, conozcamos su historia

Durante el anuncio de la participación peruana en la bienal (Fuente: Mincetur)

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Como se sabe la semana pasada estuvo en Italia desempeñando su labor como curador en la Bienal de Arquitectura de Venecia. ¿Con qué sentimientos llega luego de esta experiencia?
Primero contento en el punto de que se ha concretado un esfuerzo, una idea y una ilusión: que el Perú tenga un pabellón en la Bienal de Venecia. El solo hecho de que se haya inaugurado, que haya ido la ministra de Comercio Exterior y Turismo, el presidente de la Fundación Wiese y el presidente del Grupo El Comercio, dice mucho del interés que han puesto todas las instituciones para que esto funcione; por eso debemos estar contentos. Después agradecido por haber sido escogido para hacer la curaduría de este pabellón que representa al Perú dentro de lo que grupos peruanos han hecho por años y que, mal reconocido o mal difundido, ha sido una oportunidad increíble de ponerlo sobre la mesa dentro de un espacio y a partir de ahora repetirlo con mayor conocimiento y con mayor interés. También tranquilo de haber visto que el pabellón peruano ha quedado bien, que se ha terminado a tiempo (risas), algo que siempre es difícil en un montaje fuera del Perú, y ver que hay ideas vigentes en la arquitectura peruana que están en contraposición con otros países como Chile, que han tenido una mención como el segundo puesto hablando de vivienda prefabricada y cómo se aplica a la sociedad respecto al mundo, y la República Checa, que también dedicó su pabellón a la vivienda pública en edificios de vivienda colectiva que han ocupado la gran parte del desarrollo moderno de ciudades que eran checoslovaquas, mostrando tipologías de edificios modernos. Creo que ahí podemos ver lo interesante y la capacidad que tiene la arquitectura para generar vínculos entre una realidad muy puntual que es en este caso la peruana. Eso creo que tiene mucho interés y mucho valor.
Es la segunda vez que Perú participa en esta Bienal. ¿Qué diferencias encuentra entre el desempeño realizado este año con el de la edición del 2012?
Hay varias diferencias. La primera es que el grupo que participó en la Bienal del 2012 eran un conjunto de 20 oficinas que, con un esfuerzo increíble, logró participar en una Bienal que se llamaba “Common Grounds” (“Territorios Comunes”); y el reto para los que participamos en esta Bienal era hacer un trabajo en conjunto, exponerlo, llevarlo y montarlo. Ahí el único apoyo que tuvimos fue de la Fundación Wiese, que ha sido la gran fuerza que nos ha llevado desde ese punto que fue el inicio hasta el punto de ahora que es una realidad (a la Fundación Wiese le debemos mucho los arquitectos peruanos). Y en ese momento las circunstancias de cómo se llega a la Bienal han cambiado completamente de esa situación a la de ahora, en la que la Fundación Wiese ha liderado un esfuerzo con el Gobierno y con el Grupo El Comercio: ha logrado unir estas tres fuerzas y vamos con un pabellón que tiene una proyección de veinte años que es propio hasta cierto punto. Las cosas han cambiado y eso ha hecho también que la ilusión cambie: el impacto que tuvo la Bienal anterior, a pesar de que era una muestra interesante y que ahora se esté exponiendo en Buenos Aires y luego va a ir a Uruguay (“Yucun”), no tuvo mucha prensa ni difusión, y ésta creo que sí la está teniendo. Respecto al contenido de la muestra cambia en el sentido que cada una es un reto nuevo: en la muestra anterior el curador general (que era David Chipperfield) pedía que cada país trate de filtrar a través de sus exposiciones dónde estaba el territorio común de la arquitectura; entonces la muestra peruana se basaba en imaginar cómo se iba a desarrollar la ciudad y la vivienda en Olmos, que es un proyecto necesario para el desarrollo peruano, y hacerlo en conjunto. Y ahora es una petición completamente distinta: dentro del “Fundamentals”, que es el título general de la muestra, Rem Koolhaas pide a los pabellones de los países que se centren en una reflexión de cómo ha sido desarrollada y absorbida la modernidad en cada país, una reflexión de los últimos cien años desde 1914 que es el inicio de la Primera Guerra Mundial hasta el 2014; y en ese contexto nosotros hemos contestado con una respuesta alrededor de la urbanización de la ciudad que se centra en las ideas de la vivienda colectiva popular en el Perú, que es la que ha podido emerger del esfuerzo del Estado, de los arquitectos y la sociedad a la hora que plantea los proyectos de urbanismo moderno, y que integran en ese contexto el planeamiento y arquitectura moderna con la arquitectura espontánea-vernácula y la autoayuda, que es típica de la sociedad peruana y que viene arrastrándose por siglos con prácticas como la minca, la mita y el ayni, que son los mismos principios que hacen que los vecinos de un proyecto como Villa El Salvador, Ventanilla o Huaycán se organicen y empiecen a construir. Entonces parecía que eso era lo más potente que tenía el Perú que ofrecer en términos de modernización y de cómo hemos absorbido la modernidad, que en realidad es un encuentro de estos dos mundos.
Respecto a la Bienal del 2012, ¿cómo fue el proceso para reunir a los grupos de trabajo en esa ocasión?
La Bienal del 2012 parte como una iniciativa principalmente de dos arquitectos que se plantean el reto de ir a la Bienal y tener un espacio de reflexión y difusión propositivo. Ellos son los arquitectos José Orrego y Enrique Bonilla, y con ayuda de la Fundación Wiese y con el apoyo económico de Odebretch se consiguen los fondos, y al final el Estado da las facilidades, porque solamente el Estado es capaz de admitir que hubo una representación de cada país en esta Bienal, sin la aceptación del Ministerio de Cultura o del Ministerio de Turismo (que en este caso fue el que envió la carta diciendo que apoyaban la iniciativa de estos arquitectos) era imposible asistir como una representación nacional. Entonces principalmente el curador y el comisario (que eran Enrique Bonilla y José Orrego respectivamente) hicieron una selección de las oficinas que iban a trabajar en este proyecto, que no se trataba de mostrar ni a las mejores oficinas ni a las que más premios tienen ni a las que más gente les puede parecer que son mejores o no, sino las que en su entendimiento eran oficinas que iban a trabajar bien en un proyecto común y que podían estrechar vínculos profesionales y académicos de lo que sería habitar del desierto peruano. Y así fue como se dio: el grupo se fue organizando, hizo una buena química, y con mucho esfuerzo que no solamente es material sino emocional y de tiempo se logró llevar la muestra a Venecia el 2012.
Para la Bienal del 2012 no recibieron el apoyo ni de la prensa ni del Gobierno. De acuerdo a la gestión de la Fundación Wiese, ¿qué hizo que en esta ocasión sí lograran captar su atención?
Bueno yo creo que el cambio importante ha sido el trabajo que ha hecho la Fundación Wiese y las gestiones que han habido dirigidas por su presidente Marco Aveggio y el arquitecto Orrego que es el comisario para convencer al Gobierno de que es algo que vale la pena. El Gobierno ha comprado la idea y le ha parecido que sí es verdad, que vale la pena y ha apoyado esta idea. Y una vez que eso ha dado frutos y que el Gobierno ha participado de esto yo creo que todo el mundo se ha convencido de que es algo que vale la pena; esa es la diferencia principal. Al comienzo en el 2012 cuando se iniciaron las gestiones la arquitectura no estaba entre las prioridades e intereses del Gobierno, específicamente porque, según lo que me comunicaron, estaban la economía, las modas y otras expresiones culturales, pero la arquitectura no estaba dentro de la lista de prácticas que el Gobierno estaba auspiciando, y este año sí lo está. Entonces creo que hay un cambio importante del Gobierno para que se observe que la arquitectura tiene un valor como las artes o como cualquier otra expresión, y ha salido bien: se ha concretado el Pabellón.
En un artículo periodístico pude leer que en el 2012 tampoco recibieron apoyo del Colegio de Arquitectos del Perú (CAP). ¿Se pudo dar en esta ocasión?
No. El CAP no ha participado porque no tiene fondos y parece que tampoco tiene muchos medios; y tampoco creo que tenga el interés como por años ha mostrado. Entonces digamos que no ha sido parte ni del esfuerzo ni de la difusión

sede del Colegio de arquitectos del Peru (Fuente: peruarki.com)

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Hace poco dicha institución recibió críticas por sus gestiones para el concurso del nuevo Museo Nacional. ¿Qué cree que haga falta en ella para que pueda llegar a tener la aprobación de sus profesionales?
Yo creo que el CAP tiene que recuperar el espacio que tuvo por muchos años desde que era la Sociedad de Arquitectos (que comienza en el año 1937) y en 1962 se cambia al Colegio de Arquitectos por una ley orgánica, pero que en el fondo eran el mismo grupo que quería que se reconozca el valor de la arquitectura, el trabajo de los arquitectos y la responsabilidad social que tiene un grupo de profesionales en la ciudad. Eso llegó a un apogeo tal que tuvimos una época en los años 60 en la que el presidente era arquitecto, muchos alcaldes eran arquitectos, habían arquitectos ministros, o sea había una clase política casi basada en arquitectos que estaba al mando del arquitecto Belaúnde, y que luego en los años 80 (después de la dictadura militar) regresa y aparecen el alcalde Orrego (que es arquitecto) y el presidente Belaúnde al mismo tiempo; y parece que al final de los años 80 se desprestigió hasta cierto punto la arquitectura después de un lanzamiento de políticas que probablemente no funcionaron, la crisis económica, toda la desgracia que se vino más adelante con el primer gobierno de Alan García, el terrorismo, etc. Entonces como que la figura del arquitecto después del segundo gobierno de Belaúnde se vino en desgracia, y con Fujimori no hizo más que hundirse cuando desarma completamente o termina de borrar la historia de 40 o 50 años de trabajo del grupo de arquitectos que comenzaron esto, que habían generado instituciones para la vivienda, para el planeamiento, para la vivienda social, para la ayuda a los barrios marginales… todas esas instituciones se desmontaron y se acabaron, y Fujimori hasta cierto punto es el gran responsable de eso. Y yo creo que el CAP no supo defender estas instituciones, no supo salvar estos problemas y todavía no se recupera. Y creo que el deber del CAP es principalmente recuperar el prestigio con una actividad más proactiva, creo que es muy pasiva su gestión.
Ya que hablamos de gestiones, y volviendo al tema de la Bienal de este año, ¿cómo se hace para aglomerar a 40 estudios en la propuesta del pabellón de este año?
No, este año no ha habido 40 estudios, eso ha sido un error de El Comercio que seguro ha mezclado una información rara por ahí (risas). Hay dos cosas: el grupo de 20 oficinas que participó hace dos años en la Bienal del 2012 ha servido como un grupo de trabajo que ha creado la Asociación de Estudios de Arquitectura, que es un grupo de arquitectos que se está formando para hacer lo que el CAP no está haciendo, eso por un lado; y por otro lado está la participación de este año donde yo como curador he mostrado lo que ha hecho la arquitectura peruana de vivienda en la ciudad, me he concentrado en mostrar distintas formas de hacer ciudad a través de cinco proyectos que son Ventanilla, PREVI, Villa EL Salvador, Ciudad de Dios y Huaycán, donde se reconoce el trabajo de arquitectos y hay una lista enorme de no solamente los jefes de los equipos (que fueron Peter Land en PREVI, Eduardo Figari en Huaycán, Miguel Romero en Villa El Salvador, Luis Marcial en Ventanilla, y Santiago Agurto en Ciudad de Dios), sino también he podido encontrar la lista de arquitectos colaboradores que debe haber llegado a cuarenta por lo menos. Pero ahí se reconoce su trabajo como proyectistas en las oficinas del Estado, y al Estado como actor principal dando la talla y haciendo ciudad. Esas estrategias de hacer ciudad han servido de modelo para crear estructuras abiertas de vivienda, dotadas de servicios, espacios públicos, de distintas tipologías de vivienda, de una calidad de vida que si bien en algunos casos de lejos no se aprecia, cuando uno visita estos proyectos definitivamente están la espacialidad, el orden y el crecimiento organizado, todos los servicios y las comodidades que tienen.
Haciendo una reflexión de todo este trabajo, ¿qué considera que ha sido lo positivo y lo negativo de la presentación peruana este año?
Bueno lo positivo es que se haya dado, y lo más positivo es que exista el pabellón. Yo creo que el hecho más memorable, y con el cual todos debemos estar contentos, es que el Perú tiene un pabellón por 20 años. Luego, de la experiencia de haber sido curador lo que me parece interesante es haber hecho toda esta investigación en corto tiempo y poder mostrar correctamente las ideas de vivienda colectiva y de hacer ciudad en esta exposición, donde la gente está pensando qué hemos hecho en el último siglo para pensar qué vamos a hacer en el próximo, que es una especie de punto de inflexión entre lo que hemos hecho, lo que somos, qué tenemos detrás y si estamos listos para hacerlo. Un poco la idea de la exposición que se llama “IN/FORMAL”, que es un juego entre lo formal, lo informal, lo formal arquitectónico, lo informal legal, etc., y debajo el subtítulo debajo de la idea que es “Encuentros Urbanos para los Próximos 100”. Yo creo que es una realidad compleja que hay que entenderla como una gran oportunidad: De todas las cosas que nos faltan en la ciudad, siendo optimistas, son lugares donde la arquitectura va a poder aportar a la mejora de la calidad de vida urbana. Esa es una visión positiva de cómo están las cosas en la ciudad, y no solamente renegar y quejarnos de lo malo que tiene la ciudad.
¿Podremos ver esta exposición en el Perú?
Yo espero que sí, me imagino que se va a lograr. La Fundación Wiese cuando se embarca en este proyecto se lo plantea como un espacio de la cultura peruana y como un proyecto a largo plazo de abrir el conocimiento producido en el Perú para el mundo y para todos los peruanos. Entonces ellos tienen un plan bastante interesante que tiene que ver con la educación y con la difusión de conocimientos para las próximas generaciones. El plan que está diseñado para la presentación es que todas las cosas que se hagan en Venecia regresen a Lima y se monten en el Perú, y que puedan ser disfrutadas por los peruanos en distintas ciudades del Perú, y ser la excusa para armar discusiones donde los temas que estén en el mundo sean temas de discusión en el Perú para que sean una vitrina de lo que estamos mostrando afuera y al mismo tiempo discutiendo con otros países. Va a ser una forma de vincular directamente lo que pasa afuera con lo que pasa en el Perú. Solo hay que esperar a que esto acabe en noviembre y seguramente a inicios del próximo año la tendremos en algún lugar de Lima u otras ciudades.
Para terminar, ¿qué deberían esperar los peruanos de las próximas presentaciones en la Bienal de Venecia en los próximos 20 años?
Primero que sucedan (risas), que esto es solamente el comienzo y que debería haber más gente interesada en colaborar, en participar, en trabajar, en hacer las presentaciones, y creo que el hecho de saber que tenemos un espacio para los próximos años te genera expectativa. Entonces ese factor de tener la seguridad de que acá a dos años va a haber otra exposición de arquitectura nos pone en una situación hasta cierto punto privilegiada para la sociedad y para este tipo de eventos, y creo que va a ser perfecto para los arquitectos y gente interesada en arquitectura en estar pensando todo el tiempo en cuáles son los temas centrales de la arquitectura, de qué se está discutiendo, para qué somos buenos, en que podemos ayudar… todas esas cuestiones para las que no hay un espacio, y menos en un debate a nivel nacional. Yo lo que espero en los próximos años es que la arquitectura se vuelva un tema de conversación en la sociedad peruana, y que el valor de la arquitectura sea una cuestión indiscutible. La gente tiene que tener sus posiciones pero todos deberían estar de acuerdo en que vale la pena pensar y discutir, y la arquitectura creo que va a ayudar a todos los peruanos a vivir mejor y que hay que darle un espacio en la cultura peruana. Eso me parece lo más importante

Pabellón peruano en la bienal de arquitectura de Venecia 2014 (Fuente: Facebook Bienalveneciaperu)

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Escrito por

Juan Carlos Gonzales

Arquitecto con aires de periodista y sueños de músico. @JuankGonzales


Publicado en

Maquetas Aparte

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